lunes, 19 de marzo de 2012

Almuerzo tweet


Cae sobre mi mesa un ingenuo plato de arroz con pollo. Doña Rosita endulza a unos comensales extraviados y desconfiados. ¡Qué tal pierna!, exclamo. El culantro se mete a mi alma a través de mis fosas nasales. Doña Rosita seduce a dos más mientras ocupa la larga mesa donde hace picadillo los ingredientes de un lomo saltado. No me resisto a la provocación exhuberante del plato en manos y cojo la pierna con la mano y la acerco a mis fauces; a mi costado me observa una mujer con los ojos centelleantes: ¡Cuánta elegancia en tu comer! Sonrío y le doy el primer mordisco.

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