martes, 9 de septiembre de 2008

Cómo leer una historia


El hombre es novelero en su actividad y rutina diaria. Nos jala la idea del bien o malestar del otro. Un afán por comprender la naturaleza del hombre en todas sus dimensiones, de las que escapan a nuestra personalidad y a nuestras circunstancias. Sonreímos cuando vemos jugar a un niño con su padre. Lloramos por una escena de ternura en la televisión. Ovalamos las cejas cuando vemos a una pareja besándose con tal amor y precisión que el mundo enmudece. Gozamos de una buena historia y nos intriga las causas y sus consecuencias. Nos excitamos de imaginarnos a los personajes en los preludios de un encuentro sexual. Nos sonrojamos por la idea de estar viendo nuestras vidas contadas por otros y retratadas sin pudor en cuestión de segundos como un balazo fulminante.

Buscamos incesantemente historias que nos enseñen, que nos involucren, pero sobretodo que nos entretengan y que nos hagan parte de él; que nos confundan en la maraña de paisajes y acciones con las que va transcurriendo la vida. Reímos y sufrimos con los desmanes de uno y otro personaje, y en cada escena nos vemos reflejados como un personaje principal o secundaria, qué importa, la cuestión es que estamos presentes en todo lo que percibimos y la convertimos en otra historia: una historia personal de la que todo se habla pero nada se entiende, de lo que todo se dice pero que nada sacamos, de la que recordamos con precisión pero olvidamos con facilidad; lo hacemos nuestro y lo reconfiguramos. La historia, contada con la intención del autor, deja de ser eso y se convierte en nuestra historia percibida como lo que nuestra consciencia decida hacerlo cambiar. Nuestra consciencia aparta la lejanía del autor y se aloja en el generador de sentimientos transformando la historia como mi historia, en el que soy partícipe e influyente de todas maneras.

3 comentarios:

Chio dijo...

con esa foto de perfil te reconozco.
"Y naaaaada", asi dije yo en el video del blog day :S

yo y mi muletilla chicha...

besos wil wil nothing

Anónimo dijo...

Si.. somos historiadores del presente, del nuestro.. sobretodo! Aun cuando algunos siguen aferrando a ver historias del pasado. Un abrazo.

soleil dijo...

Es justo lo que hoy buscaba, ser participe de otra historia, otros moemntos, meterme como personaje principal o secundario en tus palabras...

Reto cumplido!