viernes, 19 de septiembre de 2008

COBRADOR DE COMBI


Terminamos la ruta de los viernes. Eran ya pasadas las 11 de la noche. Habíamos hecho una carrera frenética por terminar la última ruta de los viernes. Ahí nos encontrábamos Juan, el chofer, Giancarlo, primo de Juan, y yo, el cobrador (*). Estábamos cansados, atestados del caos de la ciudad y de la gente: siempre corriendo, siempre reclamando, siempre haciendo novela por las huevas. Cogimos nuestras cosas a la alocada y nos metimos al bar chicha y putrefacto pero melancólico en ocasiones como éstas. Nos reuníamos ahí desde hace un par de meses atrás y ya se había convertido en un derecho consuetudinario al cual no estábamos exentos por ningún percance que sucediera, no, en ese momento. Un tipo de mucha existencia nos queda mirando del otro lado de la mesa, se acerca y habla con Juan, el chofer. Juan es moreno como la cerveza, tiene la frente y la boca ancha, la barriga como de un oso, y el aliento a lodo; pero es un buen jefe, a pesar de que jode cada vez que no cuadra, por alguna razón, la caja de los pasajes del día, me llevo bien con el negro de marras, y nos divertimos jodiendo en la combi, y nos divertimos después de la combi. Juan no tiene esposa, pero sí hijo, mejor dicho una hija, su nombre es Rosa, igual a su madre, y cómo le jode a Juan que sea así porque cuando se encuentran, los nombres se confunden y el no le tiene el más mínimo respeto a la madre de su hija, le jode que tan rápido haya hecho una vida nueva, con otro hombre, con tanta prisa, sí, la prisa es lo que le jode, aunque nunca hable de eso, porque justamente le jode, pero ya llevo con él más de un mes tomando y sé cuáles son sus angustias, por lo menos después de la primera ronda de cervezas. Mientras Juan habla con este tipo flacucho y viejo, Giancarlo (primo menor de Juan) y yo nos enjugamos las primeras chelas de la noche. “El transporte público son una mierda” me dice. “Lo son, pero de esa mierda estamos acá. Uno trabaja para comer, este negocio no es el más prestigioso de la ciudad pero se gana pues compare, la gente te paga, ahí está el dinero, hacer otra cosa es perder plata. La gente tiene necesidades, si nos preocupáramos por cómo vive la gente, nuestros bolsillos estarían llenos de moco.” Le contesto. En eso suena mi teléfono. Es mi enamorada, me pide que vaya a verla porque ha tenido un problema con sus papás. Le digo que estoy cuadrando las cuentas con Juan y que es probable que demore un poco. Juan, quién acabó de hablar con el sujeto del otro lado de la mesa, me hace un grito estruendoso, mordaz y susceptible a todo el local, incluso al teléfono. “Dónde estás” se oye del otro lado del teléfono. No se me ocurre otra cosa que decir que estamos afuera de la casa de Juan, cuadrando las cuentas. “Mira, mi amor, espérame 30 minutos, ya voy para allá, ok, cuidate mucho, un beso” le contesto casi saliendo del local. Se despide un poco triste y me entristece también su voz. Prometo terminar esa ronda con Juan y Giancarlo y salir volando en taxi para su casa. Calculo que debo estar por allá a las 12:30, no creo más con el taxi y la corta distancia que queda su casa. Me siento y los muchachos le dan unas enjuagadas a su boca con cerveza mientras me lanzan sendas burlas por la marcación. La marcación viene a ser la comunicación que establece tu enamorada para saber que estás haciendo, dónde estás, si tienes algo que contarle, o simplemente para ser escuchadas.



Terminamos de hablar de tontería y media, no hay otra cosa que nos haga sentir mejor luego del día que sentarnos a hablar de los chismes de la gente del negocio, sus confidencias, sus amarres, sus peleas, sus vidas. Sin negarlo después, cuando nos encontramos alrededor de una mesa, con unas chelas encima, nuestras mentes se abren a un espectáculo de chismes realmente irónico. Aunque detrás de todo eso se encuentre el deseo de esconder nuestros más íntimos miedos y hacer alarde de nuestros pocos éxitos con sumo histrionismo, el alcohol ayuda en eso. Pero de lo que no se habla al comienzo, brota de forma natural después. Cada uno tiene ciertos fantasmas que merodean sus cabezas y los hacen seres en completo desasosiego. Quizá eso explique nuestra naturaleza gruñona y por lo pronto ladillosa, intransigente y malcriadamente machista. Juan comienza a alardear de que ha conocido a una mujer muy buenota, tiene unas piernazas que lo vuelven loco. “Está bien rica la chola” nos dice. Pero con el transcurso del tiempo y de las cervezas, su discurso comienza a virar a la nostalgia por su hija, él quisiera darle lo mejor, quisiera poder pasar más tiempo con ella, quisiera llamarla por su nombre sin temor a que su madre se incomode por su aspecto obeso y casi indigente. “Yo me muelo el lomo por mi hija carajo” dice con soltura y al parecer ya le cayó mal la chela. “Tranquilo hombre, mañana vas a ver a tu hija” me refiero al día de mañana que en realidad es hoy porque ya son pasadas las 12 de la noche. “No aguanto la cara de $&3# que me pone la $&3# cuando voy a verla. Me repudia, y es recíproco”. Nos quedamos callados. Pasa cerca de una hora más. “Oye Juan, yo te conté de mi flaca. Es lindísima pero hay algo que me fastidia desde hace mucho tiempo” al parecer es mi turno de dar con mis dolencias del alma. El cuerpo lo tengo cansado algo así como las ganas de ir a verla, no por ella, porque la quiero como a nadie, es la única persona cerca que tengo, la cuestión pasa por sus padres, por su casa, por su alfombra en el piso, por su supuesto status de familia acomodada, por su estilo peyorativo de mirarme, por su negación de reconocerme como lo que soy. Lo único que busco es quererla como a nadie pero también busco un espacio en ese restringido espacio acomodado e imaginario que hacen que las personas se comporten de una manera y te miren y te traten de otra manera, a eso le llamo segregación. Ese comportamiento primitivo por no considerar a las personas por su apariencia, por su cabello, por su color, por su escasa fortuna o por su lenguaje popular y menospreciado. Las cosas fluyen de manera natural, las conversaciones (porque son muchas en un mismo tiempo) son un libre mercado, todo se rige por la oferta y la demanda: oferta de rencores y nostalgia, y demanda de cervezas y compañía, quizá cada uno este solo en su propio mundo, quién sabe. Quizá sea tarde ya para ir a casa de mi enamorada, mañana iré a primera hora, no hay lugar a dudas.



(*) Soy un joven cobrador, de combis, valga la redundancia. Me gustaría que me hagan llegar su opinión acerca de mi situación, de mi estereotipo de hombre, de mi tipo de situación. Toqué algunos temas que creo tienen que ver con todos nosotros. La persona que lo relata no importa, pudiste haber nacido en una cuna de oro o haber tenido mi suerte.


08. Que Chucha Blues - Los Fuckin Sombreros

17 comentarios:

Patricia dijo...

Me gusta tu blog, al parecer tienes mucha energia creativa, estoy segura que podrias llegar a donde quisieras si tan solo te lo propondrias, sin limites! clara muestra de eso es tu forma de relatar y tu forma de ver la vida...
Un dia conoci a un ingeniero muy inteligente director de una prestigiosa universidad en la capital de Indonesia, me conto que cuando era ninho solia correr entre los arrozales sin zapatos para estudiar, comer carne era un lujo para el, y muchas veces tuvo que correr en medio de la lluvia a su escuela pero su persistencia y voluntad lo llevo a ser ingeniero luego director, paso el tiempo, recientemente me entere que es Ministro de tecnologia (invitado porque no es politico)...
La verdad es que como la gente piensa de uno es secundario, si existe "segregacion" como dices solo dejala pasar, no es tu problema resolver la manera de pensar del resto es una ardua tarea para uno solo...como decia Buda "deja al ignorante seguir su camino"..lo importante es el amor con tu novia, pero a parte de ese gran amor yo te aconsejaria sanamente que ahora te preguntes:
1. Es este el medio que quiero tener por el resto de mi vida? a ella tambien le gustaria? si la respuesta es si, sigue adelante caso contrario preguntate:
2. Quien quisiera ser en el futuro?
3. Como puedo disenhar una estrategia? que medios tengo?
Como puedo "crear" algo que me genere mas?
Y desmenuza un objetivo, no algo grande, por ejemplo terminar tus estudios como paso uno..no te dejes caer en el conformismo ni en echar la culpa al resto como lo hace tu "jefe", como lo hacen los perdedores...las grandes personas no nacieron en cunas de oro, al contrario fue una gran experiencia batallar en una vida pesada.Lo hicieron Honda en el japon, chaplin en inglaterra, Amartya en India..
me estoy alargando, te invito a mi blog "motivando" :)
Vive la vida sin tanto conformismo o sufrimiento porque esta pasa como un suenho sacale provecho con lo que Dios te dio, pero dale duro!
pensalo!
(no tengo acentos en mi teclado, ni la enhe! te ruego me entiendas)
un abrazo!

Unknown dijo...

Caray! que tal historia eh?

bso

una chica común dijo...

Muy bueno.
Nose q mas decir, yo soy usuaria del transporte publico y dejame decirte q odio a los cobradores.
No es discriminacion, racismo... los odio a todos por igual.
pero leyendote me doy cuenta que son seres humanos con sueños y frustraciones(mas frustraciones que sueños) que corren a velocidad para marcar su tarjeta y cumplir su trabajo.
Pero un consejo, NUnca Nunca pero Nunca... digas Al fondo hay sitio. hay q ser conciente pues varon... al fondo es horrible y no llames amiga a cualquier chica que veas...dile señorita,, porq a mi me parece desagradable cuando me dicen Amiga avanza...
Eso es todo.
Lolita

María dijo...

Todas las personas somos iguales ante la vida, a pesar de que cada una tenga un color de ojos o de piel, todas sienten, todas viven, todas aman, todas tienen sentimientos, no debería de existir la discriminación ni de sexo, ni de raza, ni de categorías, ni de listos, ni de pobres, absolutamente de nada, aborrezco la discriminación de cualquier tipo que sea.

Gracias por seguir visitando mi blog.

Feliz tarde.

Un beso.

Jana Regalado dijo...

Caray, ¡si los hombres tb son copuchentos!, es fantástico cómo a través de tus palabras, me hiciste hasta creer que podía escucharlos y verlos hablar en aquel lugar... la vida es tan bonita después de todo.

Saludos luminosos,

Jani.

Maria Pía dijo...

creatividad t sobra y ser cobrador no es estresante?
otras cosa porq la letra tan chiquita???

Maria Pía dijo...

las clases sociales son solo una fachada para la gente q creee q por tener mas son mas y no son mas o tan malos como todos los demas

Magenta... dijo...

ohh k largo.. prometo volver pronto y leer todo y coemntar.. por ahora muchos besos!

soleil dijo...

Me gusto mucho entrar en la historia, me senti como complice, casi casi los escuche hablr, sentada en la mesa del costado, escuchando los testimoions que solo cerveza puede sacar a la luz.

Me encanta el punto de tu historia, el ver a un cobrador desde otro angulo, esta vez su vida privada, sus problemas, su lado humano... y no el del trabajo que genertalmente es fastidioso con su " al fiondo hay sitio"! dale dale", "arranca no ma".

pero alguna vez encontre cobradores que si eran mas amables, ayudaban a bajar a las viejitas, no apretujaban a la gente, te hablaban con amabilidad, y te deseaban los buenos dias, supongo que ellos en l;as noches tenian mejores historias que contar, quiza tenian mas sueños y esperanzas, o alguien que amaban los esperaba... quien sabe al final que pasa cada uno, verdad? sea cobrador de micro, doctor, o comerciante...

MAR dijo...

Todo es verdad?
woow
Me quedo pensando.
Cariños mar

El perro andaluz dijo...

Decidó terminar de leer la historia a riesgo de perder la poca visión que me queda. Yo vivo por la Brasil fácil te pago con moneda falsa, jaja.

Maria Pía dijo...

t deje algo en mi blog pasa por ahi..
saludos

Recomenzar dijo...

Interesante manera de decir las cosas. Gracias por unirte a nosotros las almas y y las letras

Meg dijo...

Uhm la verdad no me gusta subirme a las combis ni a los autobuses creo que ya solo una vez al mes lo hago. Pero eso no quiere decir que sea demasiado privilegiada aunque si he tenido una buena suerte, no me quejo, me gusta mi vida aunque pienso que podria ser mejor =)-



Gracias por la visita
Saluditos
Meg.

Pavel eSe dijo...

gracias por el comentario.

cobrador de combi, a veces eres chevere. a veces bestia...
como todos.
oye si quieres seguir queriendola como a nadie, enchula tu combi con fresa y turquesa y sacala a pasear. Llevala a un concierto de cumbia y dile que el pais va a cambiar.

Esteban Ramon dijo...

Gracias por compartir mi experiencia combística. Sigan haciéndolo. Al fondo hay sitio!

Wilmer Avila
OREJA AZUL

Anónimo dijo...

Estimado Wilmer,
pido tu autorización para poner tu siguiente texto en el epígrafe un libro que publicaré.“Un tipo de mucha existencia nos queda mirando del otro lado de la mesa, se acerca y habla con Juan, el chofer. Juan es moreno como la cerveza, tiene la frente y la boca ancha, la barriga como de un oso, y el aliento a lodo; pero es un buen jefe, a pesar de que jode cada vez que no cuadra, por alguna razón, la caja de los pasajes del día, me llevo bien con el negro de marras, y nos divertimos jodiendo en la combi”.

http://oreja-azul.blogspot.com
Wilmer Avila
(cobrador de combi)

¿Me lo permites?
Un abrazo,
César Cárdenas
cardenascesar@yahoo.com